La contribución de la investigación genética en el diagnóstico del trastorno del espectro autista

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La contribución de la investigación genética en el diagnóstico del trastorno del espectro autista
Rodrigo Fock, médico genetista de Dasa

Deconstruir la visión estereotipada del autismo es un desafío que nos toca a todos. Con el propósito de informar y desmitificar a la población sobre el Trastorno del Espectro Autista (TEA) cada 2 de abril se conmemora el Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo, así como el mes Abril Azul. Hay estudios que apuntan a un aumento de la prevalencia del TEA en las últimas décadas y, debido a la heterogeneidad clínica y causal de este padecimiento, representa un gran desafío para los profesionales de la salud. Sin embargo, aunque su diagnóstico sea clínico, actualmente la investigación mediante pruebas genéticas tiene mucho que aportar a esta causa.

El TEA es un trastorno del neurodesarrollo con alteraciones tempranas en las áreas social, conductual y comunicativa, con gran variabilidad clínica. Esto significa que las características sociales y de comportamiento pueden ser completamente diferentes, incluso entre dos hermanos con TEA. Como dijo una vez la Dra. Brenda Smith-Myles, una de las principales expertas en TEA del mundo: «Si ha visto a un niño con autismo, de hecho, solo ha visto a un niño con autismo».

Debido a esta variabilidad clínica, el Manual Diagnóstico y Estadístico de la Asociación Americana de Psiquiatría reemplazó el término “autismo” por “espectro”, lo que permite vislumbrar las diferentes características de cada paciente. Hay personas con TEA que no hablan, otras con ecolalia -repiten mecánicamente las palabras o frases que escuchan- y otras completamente verbales, pero tienen dificultades para distinguir matices de la comunicación, como ironías o figuras retóricas.

El diagnóstico etiológico, que determina las causas del TEA, representa un desafío aún mayor. El TEA se considera un trastorno multifactorial, sin embargo, los expertos han observado que la incidencia de rasgos autistas es mayor en individuos en los que se han identificado ciertas condiciones genéticas. Esta asociación se hizo inicialmente con el síndrome del X Frágil, un síndrome genético ligado al cromosoma X. Además de ser la principal causa de discapacidad intelectual genética en los niños, también se encuentra como comorbilidad hasta en un 5% de los pacientes con TEA.

Desde entonces han surgido varios estudios que correlacionan síndromes genéticos con TEA y esta identificación es fundamental, ya que altera significativamente el consejo genético y el seguimiento clínico. En 2005 la Dra. Judith Miles propuso una subdivisión de los pacientes en dos subgrupos: el grupo de Trastorno del Espectro Autista Complejo (o sindrómico) y el grupo de Trastorno del Espectro Autista Esencial. Esta clasificación se basó en las diferencias que observó entre los antecedentes familiares, las comorbilidades y las características fenotípicas (observables) de los pacientes.

Los pacientes con TEA esencial tienen menos dismorfias (características físicas atencionales), discapacidad intelectual o comorbilidades asociadas, como epilepsia o trastorno por déficit de atención con hiperactividad. El grupo TEA Complejo es más propenso a tener un síndrome genético, presentando con mayor frecuencia dismorfismos y comorbilidades. En los TEA esenciales se conoce una mayor incidencia en varones, con una prevalencia de una niña con TEA por cada cuatro niños. En los TEA sindrómicos esta relación entre los sexos se aproxima a uno.

Con los avances en genética, la búsqueda de cambios que expliquen los TEA ha crecido significativamente. Hoy ya es posible confiar en las pruebas genéticas para ayudar en el diagnóstico de las posibles causas del TEA. Entre ellas se encuentra el Microarray, indicada para todos los pacientes con el diagnóstico, ya que alrededor del 20% presenta alguna alteración en el ADN que detecta esta prueba. También se recomienda la investigación del síndrome del X Frágil a través de PCR o Southern-Blot, y la secuenciación de genes que ya se sabe que están asociados con TEA, a través de los Paneles NGS o Exoma, ya que hay más de 250 genes diferentes asociados con el TEA Complejo.

Este protocolo de investigación se basa en la evidencia científica, y las nuevas tecnologías e investigaciones que se están desarrollando pueden propiciar la inclusión de aún más exámenes. El rápido avance de la genómica ha contribuido a la personalización de la medicina en varias áreas y también ha contribuido a un cuidado y diagnóstico más asertivo del TEA y sus posibles causas.

 

 
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